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Arquitectos: Horacio Schmidt Arquitecto
- Área: 320 m²
- Año: 2017
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Fotografías:Nico Saieh, Horacio Schmidt
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Proveedores: Atika, Duomo, Italinnea, Kitchen Center, Tecma, Xilofor
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa está ubicada en lo alto de un cerro en un barrio residencial de Santiago, Chile.
Forma parte de un conjunto de 2 viviendas que comparten un terreno de 2500m2.
La pendiente, las vistas en 360 grados y la forma de acceder al terreno condicionan el diseño, los niveles y la disposición de los volúmenes.
Se compone de dos cuerpos principales que se intersectan fragmentando el espacio circundante en patios que se abren a las diferentes vistas y las integran a los espacios interiores.
Desde la calle estos volúmenes parecen suspendidos sobre la pendiente y los estacionamientos.
Una amplia escalera conduce desde el patio de acceso a un plano noble un piso más arriba. Esta planta alberga los espacios públicos de la casa que se diseñaron como un continuo en un nivel que incorpora desde el jardín, la cocina y el estar familiar hasta el living y comedor que se proyectan en doble altura hacia la vista a la ciudad y la cordillera de los Andes.
En la intersección de los dos cuerpos se ubica la escalera que conduce a los demás niveles en medios pisos de forma de mantener una continuidad visual entre uno y otro y con el espacio exterior circundante.
Esta circulación vertical esta contenida en un espacio que podríamos llamar de distribución, que comunica el área pública con los dormitorios, pero que en realidad se pensó como un lugar preponderante del esquema de la casa, abierto, luminoso y que alberga el hall de acceso y un estudio para los niños de doble altura que se abre hacia la vista a la cordillera.
La estructura de la casa es una combinación de muros y losas de hormigón texturado y vigas y pilares de acero.
La materialidad de la casa es sencilla y descarnada. Los elementos estructurales rústicos, ventanales empotrados directamente a la estructura metálica, mármol travertino en pisos y muros y madera de roble, se repiten en todos los recintos y están pensados para crear una idea de calidez y unidad.